jueves, 13 de noviembre de 2014

PATOLOGÍAS DE LA VOZ ASOCIADAS A DOCENTES

Existe una diversa gama de trastornos vocales, sin embargo no todos afectan necesariamente a un profesional de la educación, por lo cual el criterio de selección de éstos, dice relación con la presencia en los docentes.

·        Nódulos Vocales: Se forman en los dos tercios anteriores de las cuerdas vocales y siempre son bilaterales. La causa de los nódulos es el traumatismo vocal por esfuerzo vocal, que al aumentar la tensión y prolongarse en el tiempo, produciría congestión vascular, edema y hemorragia submucosa. Son lesiones frecuentes en personas que utilizan su voz con mala técnica vocal. El síntoma más común es la disfonía, ronquera con voz áspera, tendencia a tonos graves y fatiga vocal con el correr del día. Este trastorno es más frecuente entre niños varones y mujeres adultas (Jackson-Menaldi, 2002).

·        Pólipos: Es una patología muy frecuente en los hombres. Su etiología no está completamente aclarada, pero se observa en personas que abusan de su voz, en pacientes con medicación anticoagulante, hipotiroidismo, o pueden ser de origen inflamatorio, alérgico, inmunológico o traumático. Son pacientes con disminución de su rango tonal y ronquera crónica. La voz se puede romper bruscamente, algunos presentan diplofonía y, en menos casos, disnea (Jackson-Menaldi, 2002).

·        Disfonía Conversiva: Es un cuadro más frecuente en mujeres, de inicio súbito, asociado a un evento precipitante, en el cual no hay historia de enfermedad laringea previa (tabaco, cuadro catarral). Se presenta como síntoma aislado sin otros síntomas acompañantes. La calidad de la voz es variable, siendo lo más clásico la afonía, pudiendo también haber voz áspera, disfonía severa, tono restringido. De base siempre hay cuadros psiquiátricos graves como incesto, depresión mayor, muerte de un familiar, abandono, etc. Por lo tanto, debe enfrentarse pensando que la disfonía es sólo un síntoma de algo más grave (Jackson-Menaldi, 2002).

·        Disfonía Espasmódica: Estos pacientes presentan una tensión laríngea aumentada, con laringe elevada, tensión suprahioidea, ataque glótico duro, voz soplada, con cuerdas vocales tensas, constricción del diámetro antero posterior de la laringe y juego de bandas ( pudor laringeo), hiato fonatorio posterior, presencia de edema y eritema de cuerdas vocales. Si esta situación se mantiene lleva a cambios en la mucosa cordal que es lo que definimos como alteraciones orgánicas de base funcional. El manejo es multidisciplinario, colaborando el otorrino, fonoaudiólogo y psicólogo- psiquiatra, ya que muchas veces esto es la manifestación de conflictos no resueltos (Jackson-Menaldi, 2002).

·        Edema de Reinke: El edema de Reinke ha sido asociado con fumadores y a veces con personas que abusan de su voz. Otros consideran que este trastorno es uno de los síntomas del reflujo gastroesofágico. Es bilateral, raramente se observa en una cuerda vocal y ocurre más en varones mayores de 40 años. Se puede observar también en el hipotiroidismo. El paciente refiere disfonía crónica, voz con tono bajo, tanto en el hombre como en la mujer y en algunas ocasiones puede producir obstrucción respiratoria. (Jackson-Menaldi, 2002).

·        Úlcera de contacto o granuloma: Es una patología poco frecuente, producida por irritación crónica y formación de tejido de granulación en el tercio posterior de la cuerda vocal. Se observa en pacientes que realizan excesivo esfuerzo para hablar, con reflujo gastroesofágico e hiperacidez gástrica y tos crónica. Por lo general el bilateral, siendo más común en hombres de 40 a 60 años, que fuerzan su voz. Son pacientes que tienen molestias para tragar y hablar, sensación de cuerpo extraño, carraspeo por la necesidad de aclarar la voz y fatiga vocal. Por lo general la disfonía es leve. La voz presenta un inicio duro y repentino, es tensa y a veces con soplo (Jackson-Menaldi, 2002)

·        Laringitis crónica: proceso inflamatorio a nivel laríngeo con una evolución prolongada en el tiempo y no originado por una lesión tumoral subyacente. Distinguimos entre las formas primarias y aquellas formas secundarias a procesos inflamatorios granulomatosos, infecciones micóticas o alteraciones sistémicas (García-Tapia, 1996).


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